Escribió Silvina Pugliese:

Cuentan que un peregrino creyó que solamente al llegar a su meta conseguiría un milagro. Y con ese pensamiento, comenzó a caminar. A medida que avanzaba, al ritmo de sus pies ágiles y con los ojos bien abiertos, descubrió que la Vida se le presentaba tomando la forma de personas y de otras pequeñas criaturas. Incluso empezó a ver signos prodigiosos en la magnificencia del paisaje y en contrapartida, encontró otros dentro de su propio interior. (Los poemas de Luz Marina Huríe, incluidos en este hermoso libro titulado Ya que estás aquí, sin dudas, estarían bien cerquita del corazón de aquel peregrino). Ustedes ya habrán imaginado cómo termina este cuento: nuestro caminante aprendió a mirar con sabiduría y se olvidó completamente de que quería un gran y rimbombante milagro. Regresó a su casa, recuperó a su familia y dio su mano generosa a los vecinos. Todos lo hallaron diferente. Tenía el espíritu lleno de experiencias profundas que no dudó en compartir.

Nuestra existencia en este mundo es un peregrinar y necesitamos de palabras amables que reconforten y acompañen. Y todo ser humano que se diga “poeta” es un caminante que ha aprendido algo y está deseoso de traducir, en palabras, su sentir. Un sentir que aspira a abrazar, con calidez, a los demás. Para ello, no es necesario ni obligatorio que nos interpele con expresiones “difíciles” en pos de ser profundo, tampoco tienen que aparecer versos “melodramáticos” ni “agresivos” en pos de conmover.

Luz Marina Huríe es como cada poesía que nos regala: profunda y sencilla, seria y graciosa, atemporal y actual, capaz de bucear en lo pequeño y en lo frágil. No quiere ser turista de su propia Vida y cree de verdad en las segundas oportunidades. Con su fuerza interior, es capaz de pararse frente a frente, mirando esa Vida, sin amedrentarse… con firmeza y dulzura. ¿Quién se resiste a tener una amiga así? Es imposible no identificarse con los sentires propios (en su primera parte y que tituló: “Conmigo”), los compartidos (en una segunda parte que reza: “Con vos”) y los que ya estuvo difundiendo en Instagram (y reúne aquí en: “Te invito una frase”).

Los lectores de este volumen pueden abrirlo sin desconfianza. Como diría sabiamente Angélica Gorodischer, “se terminó el tiempo del llanto, el gimoteo y el reclamo”, este Ya que estás aquí es una invitación a lo mejor de la literatura, aquella que “se deja leer” por personas sencillas que aman, intentan, recomienzan, deciden, ofrecen… También yo, si me permiten, les recomiendo, con alegría y convicción, que se lleven este libro (este pedacito de Luz), para leerlo y releerlo. Encontrarán aquí una excelente compañía.