Nogoyá siempre ha estado presente en lo que escribo.
Nací en Nogoyá. Viví hasta los cinco años en el campo –en Algarrobitos– y, luego, hasta los veinte en “el pueblo”, como se decía antes (Estudié en la Escuela Alvear y en la Sección Comercial del Colegio Nacional Dr. Antonio Sagarna. Desde niño trabajé: repartí pan, atendí una verdulería, fui oficinista en el Registro del Automotor… Algunos de mis primerísimos poemas aparecieron en “El Parque”, en “La Actualidad” y en otros periódicos locales).
En casi todos mis libros, explícita o implícitamente, hay referencias a personas, situaciones o lugares vinculados al mundo de mi infancia y adolescencia, pero ninguno se refiere –exclusivamente– a gente de Nogoyá.
Por eso he reunido poemas ya publicados y poemas inéditos –de distintas épocas, de formas y tonos diversos, pero con un espíritu común– con el propósito de conformar ese “libro faltante” y lo he titulado NOMBRES PROPIOS –doblemente propios–, por la naturaleza sustantiva y por la “propiedad” de la cercanía de esas existencias que tuve la gracia de conocer: en algunos casos, por los vínculos familiares o afectivos, muy estrechos; en otros, simplemente, por tratarse de personajes entrañables que son parte de la memoria de todos. (En algunos poemas –los menos– no se menciona a nadie en particular: por respeto a la timidez o el candor con que viví los sucesos reflejados en ellos o porque muchas vidas con sus voces y sus sueños, sus silencios y sus músicas conforman el alma compartida de esos protagonistas innominados).
No se trata de poemas “documentales” o “biografías poéticas”, no son semblanzas descriptivas, ni retratos, en los que deban buscarse los datos precisos y la absoluta fidelidad fotográfica, aunque también algo de ello pueda encontrarse en alguna línea. La aspiración de mi escritura (los logros son otra cosa) siempre ha tenido que ver con misterios más sutiles, con ciertas búsquedas esenciales en las relaciones profundas de los seres con sus semejantes, con el lenguaje y con el mundo.
Y, en este caso en particular, contribuir a que estos “Nombres propios” (algunos ya poco recordados) tengan un modesto lugar en la memoria escrita. Agrego al final unas Notas complementarias con algunas precisiones sobre los poemas y sus protagonistas.
Juan Manuel Alfaro
Nogoyá, Entre Ríos, 1955. Ha publicado Cauce, La luz vivida, El cielo firme, La piedra Azul (Premio Orlando Travi, Fundación Argentina para la Poesía, 1985), Plena palabra (Premio "Fray Mocho" de Poesía 2002), Sonetos (con Julio Federik), Las borrajas azules y Los teros de la gracia (poeasía); La dama con el unicornio (cuentos) (Premio "Fray Mocho" de Cuentos 1998); El Zurdo. La vida y el canto paranasero de Miguel Martínez (biografía), El canto entero de Marcelino Román (ensayo) y Barriletras (notas sobre poetas entrerrianos, con ilustraciones de Jorge Gito Petersen).
Además, compiló y prologó la Obra poética de Carlos Alberto Álvarez, El gozo y la elegía, poesía inédita de Héctor Jorge Deut y Comarca y universo, Antología poética de Marcelino M. Román.
Con Ana Editorial publicó ¿Los zulúes son azules?, Nombres propios y El libro de Francisca.