Escribió Marisol Alonso

La hija de una maestra descubre que la realidad de la alumna de su madre no es lo que parece; tres niñas salen al río a jugar, pero es posible que alguna no vuelva y el parto de una joven madre en medio de los festejos de Carnaval. Las historias de Melé son diversas, trascurren en distintas épocas, climas y son contadas por personajes que atraviesan diferentes momentos de su vida, pero hay algo que hermana, de alguna manera, los relatos: la reflexión natural sobre la condición de las mujeres. Pero esta reflexión no aparece impuesta en el relato, ni intelectualizada, surge de los textos, de las historias y de los personajes poderosos creados por esta autora. Historias que se cuentan con lo dicho y lo no dicho a través de secretos largamente guardados. Las mujeres de los cuentos parecen dialogar entre sí acerca de sus deseos más profundos, y sobre el costo de la resignación en ciertos casos y el salto de valentía, para las que están dispuestas a hacer algo para lograrlo.

Dentro de ese grupo de mujeres cabe destacar a la figura de la maestra. La docencia fue y es la vocación de la autora que la llevó a trabajar durante décadas en diversos colegios de su Entre Ríos querida, pero algo particular de Melé es la manera que tiene de retratar a las maestras en sus textos, ya que no lo hace desde la transmisión de conocimientos o desde la formación (el rasgo por excelencia de los docentes) si no por una característica menos transitada a la hora de representarlas que es la solidaridad. Aquí Melé logró encontrar otro eje para mostrar algo más de la realidad de las maestras, no solo las de guardapolvo blanco, también contarnos esas mismas maestras sin el guardapolvo, en su vida cotidiana, y siguen siendo enseñando, fuera de las aulas, el valor de la solidaridad. Esa solidaridad que permite la construcción del tejido social que nos sostiene como comunidad.

Otro de los rasgos de la estética de los sus cuentos es la irrupción de la naturaleza, que tiene dos caras: como bello marco de la narración y también como una fuerza oscura que puede incluso torcer el destino de los personajes. Con una prosa que logra poner en imágenes y generar sensorialidad, la autora, nos lleva a través del paisaje a los climas que quiere lograr, incluso con el tajante contraste citadino.

También hay que remarcar que La suerte de las flores, es su primer libro de cuentos, un libro que nos ayuda a conocer y ver el universo que habita la escritura de esta autora. Con historias, vitales algunas, nostálgicas otras, pero de una madurez argumental que sorprende y que, al mismo, tiempo muestran el arrojo de intentar nuevos desafíos, Melé Graglia nos acerca a su sensibilidad de aventurarse a crecer y expandirse y nos invita a entrar en sus mundos imaginados.