Encontrar una obra literaria que nos emocione, es siempre una experiencia grata y enriquecedora que sirve para recordarnos que vale la pena vivir la vida. Y si el escritor es alguien cercano, la emoción se magnifica.
El ingeniero Edgardo Omar “Pelecho” Pedelhez, consumado poeta y músico, nos sorprende una vez más con su primera incursión en la prosa con este delicioso trabajo que seguramente dejará su huella.
Omar nos hace transitar un mundo en donde la realidad y la fantasía no se preocupan en determinar claramente los límites. Su lectura nos lleva a pensar una vez más que el universo no es una sencilla visión maniquea de justos y pecadores, sino que todos somos todo en algún momento de nuestras vidas y que la plena conciencia de esto es lo que nos permite vivir con intensidad si tenemos la sabiduría para comprenderlo. Todos tenemos una mariposa que se posa en el hombro, una lagartija que no se separa de nosotros. Todos abrazamos nuestro árbol y todos hemos amado alguna vez a una bruja de chocolate.
Esta expresión del alma se ve enriquecida por el valor que encontramos en cosas sencillas y aparentemente intrascendentes que, en un momento dado, pueden revertir nuestra visión del mundo diario. El acero de un reloj o una moto sierra, la presencia de un ave silvestre se conjuran en sus páginas para hacer más real su mundo de fantasía, imbuido de fortaleza moral. Algunas cosas verdaderamente singulares como un horno de Zafiro realzan la intensidad de las páginas y nos liberan de ciertos prejuicios. Este feliz ejercicio literario complementan al Omar poeta–prosista cerrando una vez más un ciclo universal en donde los contrarios se complementan y, como escribí al principio, se borran los contornos entre justos y pecadores. Esperamos que este ejercicio continúe ya que, seguramente, Omar tenga mucha tela que cortar.
Decían los romanos: Si quieres la paz, prepárate para la guerra. Omar parece decirnos: Si quieres ver la realidad, aprende de la fantasía.
Y creo que vale la pena.
Florencio Cruz Nicolau
(Ing Agr. Músico, Escritor)
Habiendo cursado sus estudios en Paraná, Rosario y Tezanos Pinto, el autor logró sus correspondientes títulos de Técnico Mecánico e Ingeniero Agrónomo. Vivió una vida muy ligada a diferentes deportes y su pasión por la música lo llevó a conocer su país, entre otros, y también a muchas personas. Todo esto le dio algún tipo de experiencia que hoy lo ayuda a tratar de vivir de la mejor manera y en paz.
En la actualidad, ya en su tercera edad, tuvo ganas de dejar algo escrito para sus semejantes.
Entre los libros que escribió, este último está escrito con el corazón; así lo siente en toda su expresión literaria.
Algunos cuentos están orientados para adultos, otros para adolescentes, niños y bebés. También narra una historia de vida imperdible de un viejo amigo costero.